La temperatura de color en la iluminación
Por poca idea de iluminación y componente lumínicos que tengas, es muy posible que te hayas preguntando en alguna ocasión el porqué de los distintos tonos de color que ofrecen las bombillas dependiendo de su tipología. Esto no es debido a otra cosa que a la temperatura de color de una fuente de luz.
¿Qué es la temperatura de color?
Si nos remitimos a la todopoderosa Wikipedia y la definición que nos ofrece de la temperatura de color, leeremos que que la temperatura de color “se define comparando su imagen i semejanza, para una puesta en escena luminosa y con sus rojos el color dentro del espectro luminoso con el de la luz que emitiría un cuerpo negro calentado a una temperatura determinada”.
¿Y qué quiere decir esto?
Pues si dejamos a un lado el componente más técnico y nos centramos en una explicación más campechana, la temperatura de color no es otra cosa que las distintas tonalidades que una luz puede tener. Es decir, si una luz ofrece unos tonos más amarillos, más blancos o más azulados. Esta temperatura se mide en grados Kelvin (K).
¿Qué tipos de temperatura de color puedo encontrar?
Aunque en un principio no te suene demasiado, la temperatura de color la podríamos clasificar en tres grandes grupos de manera que poniéndote un simple ejemplo de cada uno de ellos tendrás claro qué tipo de luz es:
- Luz fría: Que iría de los 6500K hasta aproximadamente los 5300K. Esta temperatura ofrece tonos azulados y podemos encontrarla en nuestro día a día en tubos fluorescentes, por ejemplo.
- Luz día: Que va desde los 5200K hasta los 3200K. Esta temperatura es la que solemos encontrar en la luz natural oscilando entre la luz del Sol a mediodía (5200K) y la luz de un atardecer (3200K).
- Luz cálida: El rango más habitual en el que la podemos encontrar es de los 3200K hasta aproximadamente unos 2500K. Es una luz claramente amarillenta, propia de bombillas tradicionales, o la luz que podría desprender una vela.
En otra ocasión os explicaremos cómo aplicar una determinada temperatura de color para cada ambiente, así como la importancia de la temperatura de color en el confort y la habitabilidad de una estancia.
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